¿Y si la sed de aprender se hubiera ahogado en un océano de información sin sentido, en un bombardeo de estímulos externos compuestos por ruidos, contenidos y horarios que no respetan el orden interior de los niños, y por qué no decirlo también, de nosotros sus padres?
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Hoy en una conversación entre más de 20 personas estudiando un postgrado en educación escuchaba como se afirmaba con tanta seguridad que las sesiones de aprendizaje deberían adaptarse a los procesos de atención y concentración de la nueva realidad (postcovid19). La importancia del micro aprendizaje y nano aprendizaje.
Y me preguntaba, si la atención concentración (respetando los procesos madurativos) debería ser un objetivo de aprendizaje. Recordando que las neurociencias ya afirman como un neuromito el multitasking, de los padres y los hijos.
Además de ello recordé una lectura acerca de la saturación de los sentidos en los niños (y no dudo en los grandes) disminuye su capacidad de asombro y por tanto de atención y agregaría de contemplación. Por ello el impacto negativo de las pantallas en nuestros hijos. Y su falta de amor por lo ordinario pero asombroso de las pequeñas cosas de la vida real.
Te dejo la siguiente frase:
"Ante el embote y la insensibilidad, el umbral de sentir del niño sube a niveles dramáticamente altos, lo que le deja en un estado que oscila entre la apatía, la hiperactividad y la inatención. En un desesperado intento de reconectar con la realidad, el niño busca compulsivamente y a ciegas sensaciones nuevas, que le introducen en un círculo vicioso que le desconecta aún más de la lentitud de la realidad y le impide dejarse medir por ella".
Catherine L'ecuyer
Te dejo además tres pequeñas fuentes que te pueden invitar a investigar y "asombrarte" de la importancia de la atención y su relación con el asombro.
Catherine L´ecuyer:
Daniel Goleman:
Gregorio Luri:
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