El niño es capaz de contar con disciplina, cuando descubre que puede a voluntad inhibirse del ruido y del movimiento haciendo silencio. Para ello es muy importante permitirle espacios y rutinas para ello.
Permitirle descubrir (y nosotros debemos ayudar guiando ese descubrimiento) que puede estar en silencio, no porque nos quiere poner contentos o porque es lo correcto para asimilar mejor la información. Sino porque sabe que puede y se siente orgulloso de ello, viendo la belleza del orden que se manifiesta en ese silencio. Siendo verdaderamente libre porque puede y no porque los impulsos del movimiento y el ruido lo gobiernan.
El ser capaz de generar silencio, es el primer paso de la escucha, del descubrimiento de entorno y del interior. Del ordenamiento de pensamientos, afectos, apertura para el misterio y para la contemplación.
"No se llega a lo más íntimo de la existencia cuando se habla, sino únicamente cuando se calla, si uno se recoge, si se abre al espacio interior y todo lo que en él se contiene. Para ello, es fundamental, desde las primeras fases de la educación, enseñar el arte del silencio"
Cita del libro Inteligencia Espiritual en los niños de Francesc Torralba Rosselló
"Es entonces cuando se escuchan leves sonidos, antes inadvertidos; el tic-tac del reloj, el gorjeo de un gorrión en el jardín, el vuelo de una mariposa. El mundo se llena de sonidos imperceptibles que invaden ese profundo silencio sin perturbarlo, así como las estrellas brillan en el cielo oscuro sin disipar la oscuridad de la noche. Es como si un mundo en el que hay descanso se estrenara de nuevo. Es, por así decirlo, el crepúsculo del mundo de los ruidos fuertes y del bullicio que oprimen el espíritu. En ese momento, el espíritu se libera y se abre como la corola de una flor."
María Montessori, cita del Libro Montessori ante el legado pedagógico de Rousseau - Catherine L'Ecuyer
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