El esfuerzo no solo parte de los aspectos de la voluntad y de la formación del carácter hay que descubrir los motivos de esa acción para encontrarle sentido. Reconociendo el acto de aprendizaje placentero y llevadero. Con ello la tarea toma real sentido. No debemos menospreciar los procesos de descubrimiento del alumno y mantenerlo siempre en la búsqueda de respuestas a las preguntas:
¿Por qué?
¿Para qué?
¿Dónde y cuándo?
Y no solo quedarnos en los ¿Cómo? Y en el ¿Qué?
No dejemos de presentarles o ayudarles a descubrir los motivos de sus tareas. A pesar que aun no las entiendan del todo.
Nuestros motivos se multiplican en la medida que dejamos abierta la puerta a un mundo conocido por nosotros, un mundo por conocer dentro de las ciencias y un misterio no revelado que sabemos que no terminaremos por conocer.
Un mundo fuera de nosotros y dentro de nosotros mismo.
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